La Revolución Industrial fue un fenómeno histórico, económico y social en siglo 18 durante el reinado de Victoria en Inglaterra que cambió los estándares de vida, de trabajo y de cultura sobre el países que se industrializaron. Cuando la Reina Victoria ascendió al trono, Inglaterra era esencialmente agraria y rural; a su muerte, el país se encontraba altamente industrializado y estaba conectado por una red de ferrocarril en expansión. Los cambios que ocurrieron durante esta temporada, cambiaron el curso histórico de a humanidad.
Una revolución por lo usual es asociado con un remplazo forzoso y drástico de una época a la próxima. La Revolución Industrial no fue necesariamente un levantamiento de cambio social forzado por el pueblo, la revolución industrial fue un cambio drástico de producción industrial que cambió por siempre Londres y toda la industria del mundo. La población en Inglaterra se extendió alarmantemente, la población se duplicó del principio de la mitad del siglo 18. Dado que solo la población adinerada podía votar, los impuestos comerciales eran beneficiarios para la importación y extensión de las industrias. Esto claramente repercuto al crecimiento salvaje de fabricas y producción a una escala industrial.
La clasificación social dependía de alta, media y baja. La clase más alta era conocida como la aristocracia. Incluía a la Iglesia y la nobleza, teniendo gran poder y riqueza. La formaban el dos por ciento de la población, y poseían la mayoría de la tierra. Incluía a la familia real, etc. Eran privilegiados y no pagaban impuestos.
La clase media la componían los burgueses, la clase media trabajadora. Eran los propietarios de fábricas, banqueros, propietarios de tiendas, mercaderes, abogados, ingenieros, hombres de negocios, y otros profesionales. Esta gente era a veces extremadamente rica, pero en circunstancias normales no obtenían privilegios, lo cual les ofendía. Había una enorme diferencia entre la clase media y las clases inferiores.
La clase baja británica estaba compuesta de dos sectores: la “clase trabajadora” y los “pobres” (aquellos que no trabajaban). La clase baja incluía a hombres, mujeres y niños que realizaban diversos tipos de actividades, entre ellos trabajo en las fábricas, costura, limpieza de chimeneas, minería, etc.
Los nuevos empleos ya no se encontraban en el campo, si no que las oportunidades se encontraban en las ciudades. Nuevas maquinarias remplazaron la obra de mano del humano, dejando a varios de los campesinos y personas que dedicaban su vida laboral manual a cambiar de trabajo y acoplarse a una nueva vida rodeada de máquinas.
Londres tuve que crecer, tuvo que ampliar sus residencias, provocando con esto un crecimiento desorganizado social. El resultado fue una natalidad muy alta, 45 mil entorno a los 25 por mil. El crecimiento de la población fue un factor que propició los movimientos migratorios del campo la ciudad.. Las personas de clase baja se alojaban en departamentos destinados para muchos miembros de la familia. Tíos, hijos, abuelos y nietos convivían en una sola residencia. La vivienda era cara así que todos los integrantes de la familia trabajaban. Los niños y adolescentes no eran excepción. Los niños eran obligados a trabajar desde pequeños en diferentes ámbitos laborales, muchas veces en fábricas con labores altamente peligrosos.
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